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Alimentos ultraprocesados: así pueden afectar el funcionamiento del sistema inmunológico

Estudio: las mujeres embarazadas deben evitar las comidas rápidas ultraprocesadas
Crédito: CC0 Dominio Público. Proporcionado por Médico Xpress

En nuestro mundo acelerado, la conveniencia a menudo puede tener un costo de nutrición. Este cambio ha llevado a una mayor dependencia de los alimentos ultraprocesados.

Pero las dietas ricas en alimentos ultraprocesados se vinculan cada vez más con numerosos problemas de salud, como la obesidad, el síndrome metabólico y las enfermedades cardiovasculares. El perfil nutricional deficiente de los alimentos ultraprocesados, que a menudo carecen de nutrientes y fibra esenciales, desempeña un papel importante en estos riesgos para la salud.

También existe una creciente evidencia de que los alimentos ultraprocesados pueden afectar el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico. Esto puede explicar por qué algunos estudios han relacionado los alimentos ultraprocesados con la enfermedad inflamatoria intestinal y enfermedades potencialmente autoinmunes.

Los alimentos ultraprocesados (como snacks envasados, bebidas azucaradas, fideos instantáneos y comidas listas para comer) suelen contener emulsionantes, micropartículas (como dióxido de titanio), espesantes, estabilizantes, saborizantes y colorantes. Si bien la investigación en humanos es limitada, los estudios en ratones han demostrado que estos ingredientes alteran el microbioma intestinal (la comunidad de microorganismos que viven en los intestinos) de varias maneras. Estos numerosos cambios en el microbioma pueden, a su vez, afectar la forma en que funciona el sistema inmunológico.

El microbioma y el sistema inmunológico.

Los estudios en ratones han demostrado que la exposición a bajas concentraciones de emulsionantes puede debilitar la barrera mucosa del intestino. Esto puede facilitar que los microbios (incluidos los dañinos) entren y salgan del intestino. Los cambios en la integridad de la barrera mucosa también se correlacionaron con niveles más altos de marcadores inflamatorios. Estas son señales de que el sistema inmunológico del cuerpo está activado.

La falta de fibra típica de las dietas ricas en alimentos ultraprocesados también puede afectar la integridad de la barrera intestinal. Los microbios del intestino necesitan digerir la fibra para producir ácidos grasos de cadena corta. Estas moléculas ayudan a mantener la integridad de la barrera intestinal y regulan las respuestas inmunitarias al amortiguar la inflamación y ayudar a producir células T, un tipo de célula inmunitaria que ataca a los patógenos. Sin estas moléculas, la integridad de la barrera intestinal puede debilitarse y la inflamación puede aumentar.

Los alimentos ultraprocesados también están relacionados con cambios en la composición del microbioma intestinal. Se ha demostrado que las dietas ricas en grasas saturadas, azúcares, sal y aditivos (como emulsionantes) disminuyen la abundancia de bacterias beneficiosas que ayudan a mantener la barrera intestinal en ratones. También hubo un aumento de bacterias dañinas que desencadenaron la inflamación.

Además, los alimentos ultraprocesados pueden activar genes dañinos en bacterias intestinales normalmente benignas. Esto podría provocar potencialmente una inflamación crónica.

Evidencia del mundo real

Los estudios observacionales en humanos parecen respaldar estos hallazgos.

Las investigaciones han demostrado un vínculo entre las dietas ricas en alimentos ultraprocesados y los signos de inflamación sistémica, cambios en la diversidad del microbioma intestinal, aumento de la producción de moléculas intestinales que causan inflamación y disminución de la producción de ácidos grasos de cadena corta beneficiosos.

Por ejemplo, un ensayo demostró que una dieta rica en alimentos ultraprocesados conducía a una mayor ingesta de calorías y a un aumento de peso en comparación con una dieta sin alimentos ultraprocesados con niveles equivalentes de calorías y sodio. Con el tiempo, las dietas altamente ultraprocesadas pueden contribuir a la obesidad y la inflamación crónica. Ambos factores están estrechamente relacionados con alteraciones en el microbioma intestinal, incluida la disminución de la diversidad microbiana y el aumento de la permeabilidad intestinal, que posteriormente pueden afectar la función inmune.

Otra investigación ha demostrado que consumir mucha sal, común en los alimentos ultraprocesados, puede aumentar la cantidad de células T que genera el cuerpo, lo que puede aumentar la inflamación. Una dieta rica en sal también se relacionó con niveles más bajos de bacterias beneficiosas Lactobacillus en el intestino. Estas bacterias ayudan a mantener una buena salud intestinal al inhibir las bacterias dañinas y apoyar la barrera intestinal.

Otro estudio encontró que cuando las personas evitaban los alimentos ultraprocesados, tenían niveles significativamente más bajos de inflamación sistémica y un microbioma intestinal más saludable en comparación con cuando seguían su dieta habitual. Sin embargo, no está claro cuántos alimentos ultraprocesados incluían sus dietas normales.

Es importante señalar que estos son estudios observacionales, que solo pueden mostrar una correlación y no pueden probar la causalidad. Es muy posible que haya otros factores (aparte de la dieta) que influyan en estos hallazgos.

Se necesita más investigación para dilucidar completamente por qué los alimentos ultraprocesados son tan dañinos. Pero la evidencia actual que vincula los alimentos ultraprocesados con una mala salud, particularmente en lo que respecta a la salud intestinal y la función inmune, es convincente. A medida que los alimentos ultraprocesados se convierten en una parte cada vez más importante de las dietas mundiales, es fundamental comprender cómo afectan nuestra salud.